Despatarrados.
El despatarre ha salido de los asientos de los autobuses y del metro, para entrar en el lugar más importante del país.
No, no hablo del Palacio de la Zarzuela, ahí nuestra soberana se encargará, supongo, de cerrar las piernas de su esposo para que ella tenga el suficiente espacio para sus reales posaderas.