Feijoo con Marcial dorado

Seamos sinceros: todo el mundo ha soltado alguna mentirijilla en su vida. Que si "mañana empiezo la dieta", que si "solo voy a tomar una cervecita y me voy" o "he leído y acepto los términos y condiciones". Pero una cosa es exagerar un poco para quedar bien y otra muy distinta es lo que hace Alberto Núñez Feijóo, el líder del PP, que parece haber hecho de la mentira su principal estrategia política. Y no hablamos de un par de despistes, no. Hablamos de un verdadero festival de trolas, una maratón de embustes que haría sonrojar al mismísimo Pinocho.

Uno de los mayores espectáculos que se le atribuyen en este aspecto, tuvo lugar en el debate electoral del 10 de julio de 2023, donde Feijóo usó una técnica conocida como "Galope de Gish". Para los que no estén familiarizados con el término, se trata de soltar un montón de mentiras a la vez, una detrás de otra, de forma tan rápida que el rival no tenga tiempo de desmentirlas todas. Vamos, una estrategia de charlatán de feria. Y vaya si la usó.

Un repertorio de mentiras digno de récord Guinness

Empecemos por algunas de las joyitas que soltó durante el debate:

1. Pegasus y la Audiencia Nacional: Según Feijóo, el caso Pegasus se archivó porque el Gobierno no colaboró con la justicia. En realidad, se cerró porque Israel, fabricante del software espía, no quiso soltar prenda. Pequeño detalle, ¿verdad?

2. Las pensiones: Feijóo afirmó que el PP siempre las revalorizó según el IPC. Lo que no dijo es que durante el mandato de Rajoy las subieron un mísero 0,25% mientras los precios se disparaban. Vamos, que la "subida" era casi un insulto. En este sentido, Silvia Intxaurrondo la periodista de TVE protagonizó uno de los momentos televisivos más impactantes del año, al contradecir en vivo y en directo en una entrevista una afirmación similar del personaje.

3. La deuda pública: "Sánchez es el presidente que más deuda ha generado". Bueno, resulta que la pandemia tuvo algo que ver en eso, y la deuda subió igual o más en otros países. Pero, claro, eso no queda tan bonito de decir.

4. Ley del ‘solo sí es sí’: Feijóo aseguró que el Gobierno no aceptó ninguna enmienda del PP para corregirla. Otra mentira. Se aceptaron varias propuestas de la oposición, incluido su partido.

5. La ‘excepción ibérica’: Dijo que la medida para limitar el precio del gas no sirvió de nada. Pues nada más lejos de la realidad: la Comisión Europea la calificó de éxito y ayudó a abaratar la factura de la luz en España y Portugal.

6. La violencia de género: Atribuyó a Podemos la negativa a sumarse al Pacto de Estado contra la violencia de género, cuando en realidad el único partido que se negó a firmarlo fue Vox, sus queridos socios.

7. El rescate bancario: Según él, la quiebra de las cajas de ahorro fue culpa del PSOE. Pero se le olvidó mencionar que muchas de ellas fueron gestionadas por políticos del PP y que la crisis financiera fue un fenómeno global.

Y así podríamos seguir. Si Feijóo tuviera un contador de mentiras en la solapa, seguro que acabaría fundiéndolo.

¿Se puede confiar en alguien así?

Y aquí viene la gran pregunta: ¿es esta la persona en la que queremos confiar el futuro del país? Porque una cosa es que un político "adapte" un poco la realidad a su conveniencia, y otra es que directamente la ignore y se invente lo que le de la gana. Y lo más preocupante es que no es algo nuevo en él.

Hablamos de un tipo cuyo pasado no es precisamente inmaculado. Ahí está su amistad con Marcial Dorado, un narcotraficante gallego de manual. Claro, él dice que no sabía nada de los negocios turbios de su "colega", a pesar de que hasta el apuntador en Galicia sabía a qué se dedicaba Dorado. Vaya puntería para hacer amigos, ¿no?

Pero la cosa no queda ahí. También está el turbio asunto de su mujer, Eva Cárdenas, que ha sido investigada por corrupción urbanística en Galicia. Por no hablar de los escándalos que salpican a su partido, el PP, que es el único partido en España que ha sido condenado en firme por corrupción por el famoso caso de la caja "B" y no de "Bárcenas". Una contabilidad en negro que usaban para financiar campañas y pagar sobresueldos mientras le pedían "sacrificios" a los ciudadanos. Lo dicho, un ejemplo de transparencia y honradez.

Un problema para la democracia

Pero más allá de lo cómico que pueda resultar un político que no para de soltar mentiras, el asunto es grave. En una democracia, el debate público debe basarse en hechos, en datos contrastables. Cuando alguien usa la mentira sistemática como herramienta política, lo que está haciendo es erosionar la confianza en las instituciones, envenenar el debate y tratar a los ciudadanos como idiotas.

Feijóo no es solo un político con tendencia a exagerar: es alguien que ha hecho de la mentira su principal estrategia, y lo peor es que le funciona. Porque, aunque sus mentiras sean desmentidas al día siguiente, el daño ya está hecho. Una vez que siembras la duda, el bulo ya ha cumplido su función.

La pregunta final

Así que, después de todo esto, la pregunta es sencilla: ¿es Feijóo la persona en la que queremos confiar? ¿Queremos un presidente que miente sin pestañear, que tiene amigos en el narcotráfico, que está rodeado de corrupción y que pertenece a un partido condenado por financiarse con dinero negro? Porque, sinceramente, si la respuesta es sí, entonces igual el problema no es solo Feijóo, sino nosotros como sociedad.

En política, como en la vida, las palabras importan. Y cuando alguien miente más que habla, quizá lo más sensato sea no escucharle más.

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