No somos conscientes de la gravedad de la situación. Quizás se trata de eso, de tenernos en el desconocimiento hasta que la mierda nos llegue al cuello, porque sin duda sus cuellos seguirán impolutos y sus cabezas a salvo. Al contrario que las nuestras.
Que el partido que gobierna el país se financie ilegalmente no es para tomarlo a broma.
Ya no se trata de mamandurrias a empresas de la aristocracia patria, mientras la población “en su conjunto” no tiene ni para llegar a mediados de mes, se trata de que aún no se enteran de que el fin de la crisis solo se percibe en el ibex 35.
La cuestión es que mientras nos exprimen y nos dejan sin los más elementales derechos según nuestra constitución, esa a la que tanto miedo les da que no se respete, ellos, todo un gobierno de España, gestiona sus inversiones políticas con dinero ilegal, con la desfachatez con la que se caracteriza esta parte de la población en este país.
Entre los dos extesoreros del partido, Naseiro y Bárcenas, fluía el dinero en la compra-venta de obras de arte y comisiones ilegales procedentes de contratistas públicos y constructoras. Todo este dinero iba a una cuenta en Suiza, "Glotón" era el nombre cariñoso de dicha cuenta, que estos dos personajes se encargaban de gestionar.
Durante años los famosos sobres, en un incesante trajín, iban y venían de un bolsillo a otro, sin que nadie se percatara de que quizás pudiera haber alguna irregularidad. Y eso es lo peor de todo: el enriquecimiento de individuos sin escrúpulos, bajo seudónimos de emprendedores, y que nadie supiera nada. Al menos esa es la versión oficial, sólo hay dos malandrines, el resto son víctimas de tan depravados administradores.
¿Cómo es posible que todos se beneficiaran de tan “lucrativo negocio” y a ninguno se le ocurriera preguntar por el origen de ese dinero? Se supone que un gobierno se forma con personas capaces y preparadas para la difícil tarea de dirigir un país. ¿Tan hábiles se creen o tan ingenuos nos suponen? De ambas cosas creo que hay algo.
Pero la astucia desaparece cuando la credulidad tiene hambre.
Y se sigue camuflando tan tamaña corruptela con noticias vagas, intentando que pase de puntillas para que sigamos ciegos, crédulos y hastiados. Y como en esa famosa parábola religiosa, “pagarán justos por pecadores”... los justos pagarán y los pecadores seguirán rezando, porque parece que les va bien.