Después de cuatro intensas tardes, finalizamos el taller de “Poesía y relatos” impartido por Ignacio Midore, filólogo y experto en animación a la lectura.
Con una gran participación, ya que había cuatro talleres de lectura:Zafarraya, Ventas de Zafarraya y Alhama, me ha quedado la sensación de escasez, de querer un poco más, a pesar de la cantidad de información recibida.
Como suele pasar en el taller de lectura del que formo parte en la biblioteca de Zafarraya, te das cuenta de lo importante que es el intercambio de opinión, lo que para ti puede tener un significado, para otra persona, el mismo texto, tiene un concepto distinto, de ahí lo interesante de estos talleres y el impulso que se les está dando.
Nos habla Ignacio Midore, de la poesía, de relatos cortos y de como una aparente simple viñeta, dispara la imaginación con una pregunta: ¿que vemos en esa viñeta?.
Con ironía y un fino sentido del humor, Midore, nos iba adentrando en el mundo de la lectura, en la importancia que tiene el disfrutar de una poesía o poder evadirnos con una novela.
“La poesía no hay que entenderla, hay que sentirla”, nos decía, y lo puso fácil. Nos hizo sentirla con dos maestros: García Lorca y Alberti.
Cuando leemos poesía, dejamos que los sentimientos nos guíen, no podemos averiguar el sentido único del poema, tenemos que apreciar sus múltiples significados para poder, al final, apreciar lo que queremos que nos transmita: felicidad, tristeza, pasión, rabia, amor....
“Cuando despertó, el dinosaurio aún estaba allí”. Este es el relato más corto que se ha escrito, pero imaginad cuanto se puede sacar de estas siete palabras. Es un descubrimiento que el autor de este microrelato, deje en manos del lector el desarrollo de la historia, y por supuesto, cada lector, tiene su propia y diferente visión. Ignacio Midore nos hizo ver que para contar un relato, no siempre se necesitan quinientas páginas para el desarrollo de una trama, con sólo unas líneas puedes dar vida a una leyenda repleta de aventuras, ya depende de la imaginación de cada persona.
Ignacio diferencia, con matices, entre el leedor y el lector, “el leedor busca la anécdota, la resolución de un argumento que lo distraiga y entretenga, y tras el cual el libro se cierra y casi siempre se olvida”. Sin embargo, “el lector no está interesado en saber qué pasó, sino que quiere sentir como pasó, no lee solo por entretenimiento o distracción, sino que pretende divertirse”.
Personalmente creo que todos tenemos un poco de ambos, leedor y lector, según nos encontremos y según qué leamos en un determinado momento.
Como dije antes, a pesar de lo breve del taller, disfrutamos y aprendimos a conocer y apreciar un poco más el mundo de la lectura, gracias a un experto en esta materia, que espero poder repetir a pesar de estos tiempos adversos para la cultura.