La tocata en el último pleno, con posterior fuga, bien se puede asemejar a la grandiosa obra de Bach en cuanto a barroca aunque para nada renacentista.
Pareciese que nuestros concejales de la actual oposición en el Ayuntamiento, han tomado como norma la huida de los plenos al más mínimo contratiempo, lo cual es lamentable, pues una parte de la población los eligió para que los representaran y si cada vez que hay diversidad de opiniones hacen mutis por el foro supongo que algún día tendrán que rendir cuentas de ese gesto, cuanto menos infantil.
En esta ocasión el berrinche fue por un posible insulto por parte del equipo de gobierno, pero cualquier otro motivo hubiera sido válido también para sus intenciones de evasión y así poder disculpar su falta de cintura política y hacer de su complejo, un nuevo caso de victimismo.
Desde el inicio de la legislatura, ha habido una dimisión, pero también se está produciendo una reiterada falta de asistencia a los plenos de algunos de los concejales populares (acaso los temas que se tratan no sean importantes), que hace que no puedan llegar a... "pleno" en sus citas municipales.
Es cierto que hay insultos en las sesiones mensuales, pero no es menos cierto que esto se lleva haciendo desde hace bastante tiempo, años diría yo pero, por poner algún ejemplo, en la legislatura anterior cuando los posibles insultos intercambiaban su emisor y su destinatario, nadie salía despavorido o despavorida, cuando los ataques machistas y los comentarios misóginos pululaban sin pudor por la sala de plenos, al contrario, se defendían hasta las últimas consecuencias asuntos municipales y temas políticos, alegando razones concluyentes y dejando de lado la demagogia. Y es que al calor de la política, ¡los ánimos sudan bastante!. Acaso sea eso lo que se suele llamar retórica, dialéctica, elocuencia, etc.
También es cierto que el presidente o la presidenta de la mesa tiene el deber y la obligación de cerrar los turnos de palabras. Es un privilegio perfectamente legislado que también se lleva haciendo desde que vivimos en democracia. No es lógico que se pretenda crear conflicto de cada punto que se exponga y pretender tener la última palabra, aún cuando no corresponda. Por cierto, no por repetir una postura hasta alcanzar el cansinismo, se tiene más razón o la postura es más válida.
Lo que sí es nuevo, es el cambio de posición y hay que adaptarse a ello. Ya no vale repetir hasta el aburrimiento si es o no legal quien ostenta el privilegio de gobernar. También desde la oposición se puede trabajar mucho y bien por el bienestar de los vecinos de Zafarraya. Así pues, queda claro quien es propenso a la falta de diálogo y quien posee una postura abierta, negociadora y capaz de alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas. De ahí lo de que cinco más uno es más que cinco.
Eso sí, lo que no se es capaz de defender y exponer en el lugar que corresponde, esto es en los plenos, se hace en las redes sociales y por supuesto, en los mentideros tradicionales. Es curioso como la ciudadania nos hemos acostumbrado a identificar al "correveydile" en los espacios virtuales, sobre todo de Facebook. Algunas veces nos atrevemos hasta a... ¡comentar!. Por desgracia, eso no pasa en los plenos (siempre van los mismos, aunque eso por lo visto también es malo). Y es que no vaya a ser que nos señalemos... ¡Bendito Facebook!.
Pero obviamente no es ahí donde hay que debatir. Tampoco hay que informarse a través de terceros; Si hay dudas, si hay preguntas, lo razonable es ir al lugar de donde salen todas las noticias e informarse de primera mano. La desvirtuación de las redes sociales tiende a crear hostilidad y enfrentamientos innecesarios, amén de la distorsión de la noticia inicial o el motivo de la fuga en el caso que nos ocupa y eso queridos amigos y amigas no es más que tóxica ponzoña que envenena el sistema nervioso central de esta pequeña sociedad local que llamamos Zafarraya.