Mientras el país sale de su intento de no asfixiarse por las continuas olas de calor de este verano, el gobierno aprovecha este estado de laxitud para llevar a buen término, antes de las elecciones, una lista de proyectos a cual más idóneo para la situación económica en España.
Como quien no quiere la cosa, deciden rebajar las fianzas a dos ilustres patrios: A la hermana del rey, la sabihonda, le rebaja un poco la fianza porque esas criaturas no pueden llegar a final de mes. Tienen cuatro hijos, han tenido que salir del país para trabajar, instalarse en una vivienda "precaria"… y el gobierno con la magnanimidad de la que hace gala, ha creído conveniente rebajar algo ese agobio económico; pero es poco, solo dos millones y medio de euros, una insignificancia. Yo pienso en esos niños y en lo que tienen que sufrir sus padres para darles una vida digna.
Pero para dignidad la otra rebaja que el gobierno ha tenido a bien conceder.
El bueno de Rato, Rodrigo, para poder disfrutar de unas vacaciones y descansar del duro año vivido, se plantó en el mismísimo despacho del ministro de interior a pedir indulgencia. Parece ser que hubo reticencias por parte del señor ministro a recibirle en su despacho; al final pudieron más los apuros de Rato que lo que puedan pensar los españoles, los que piensan, porque el leal Fernández Díaz, cree que en este país no se piensa. Y así, entre amigos, se soluciona su situación, alarmante cuanto menos. Ahora puede disfrutar de su vespa y de su barquito, porque a esa edad es lo que toca.
Como de momento no pueden cambiar la ley, cambian a los jueces. ¿Y qué mejor para defender de los incautos que han llevado ante los tribunales a su partido, que precisamente togados que miren por sus defendidos? ¡Como tiene que ser! Así que dos jueces de total confianza, se harán cargo del caso Bárcenas, no vaya a ser que por tonterías se lie parda y pierdan las elecciones.
El amor ante todo. Esto es lo que debe haber pensado el señor Rajoy, que como buen jefe y buen cristiano, ha decidido que un esposo no puede estar lejos de su esposa. Y para eso estamos todos, para ayudar a quien haga falta. Wert no podía vivir lejos de su esposa y nosotros lo queríamos lejos del ministerio, así que lo mejor es lo que ha hecho: las maletas y dirección a la ciudad del amor, que ya nos encargamos los desahogados españoles de sufragar los gastos de la exquisita vida en París del exministro y su pareja.
Margallo y Cañete son reincidentes en eso de defraudar a Hacienda. Estaban siendo investigados por ese afán de enriquecerse a costa de la plebe, sin embargo, la investigación se ha quedado en amago, porque nadie se ha enterado del comienzo de la investigación ni del final de la misma. Es lo que tiene ser ministro o ex ministro, privilegios solapados.
El precio de la electricidad en España roza la desvergüenza. El ministro Soria, que está denunciado por delitos de malversación de fondos públicos, no sabe el hombre si subir más la factura, dejar la subida para el año que viene o prohibir, directamente, que tomemos el sol, que no se si sabéis, es privado. Yo hace años que no me bronceo por miedo a un facturón al que no pueda hacer frente.
Pero algo ha ocurrido y aunque ha tenido repercusión informativa, mínima eso sí, el calor ha conseguido que la apatía nos deje impasibles ante la gravedad de la gran jugada del gobierno. De ahora en adelante, hay que tener cuidado con lo que se dice o se hace, porque una mal llamada ley, ha puesto una mordaza a nuestra libertad de expresión y a nuestro libre pensamiento.
Al igual que en tiempos en los que se corría de los grises, ahora correremos del color que corresponda, porque está claro que correr, correremos.
Pero que sea una carrera por la libertad y por la igualdad, sin obstáculos, con todo el derecho que nuestra Constitución concede. Y sin mordazas, bastante silencio ha habido ya en este país, como para que el miedo se vuelva a apoderar de todos.
El verano toca a su fin y la flojera que se adueña de nosotros en esta época, espero, no sirva de aliciente al gobierno para hacer y deshacer a su libre albedrío. Y como nada es eterno, esperemos que sus brillantes elucubraciones veraniegas tengan poca repercusión en la sociedad, en nuestras manos está cambiar esto.
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