En un giro que roza lo esperpéntico, el Partido Popular, encabezado por su portavoz Miguel Tellado, ha pasado de demonizar cualquier acercamiento a los partidos independentistas a jactarse de sus acuerdos con Junts. Este cambio de 180 grados en su discurso no solo evidencia una falta de coherencia ideológica, sino que también pone de manifiesto la hipocresía de una formación que parece regirse únicamente por el oportunismo político.
Hace apenas un año, el PP tronaba contra el gobierno de Pedro Sánchez por sus negociaciones con fuerzas independentistas, acusándolo de poner en peligro la unidad de España. Hoy, sin embargo, Tellado se muestra "tremendamente satisfecho y orgulloso" de sus pactos con Junts, llegando incluso a prometer más colaboraciones futuras.
Esta metamorfosis política del PP deja al descubierto varias cuestiones preocupantes:
1. La ausencia de un proyecto político coherente, más allá de la mera oposición al gobierno.
2. La disposición a sacrificar principios supuestamente fundamentales por un puñado de votos en el Congreso.
3. El doble rasero aplicado a las negociaciones políticas: lo que antes era "traición a España" ahora se presenta como "normalidad parlamentaria".
Es evidente que el PP está dispuesto a todo con tal de erosionar al gobierno progresista, incluso si eso implica aliarse con aquellos a quienes antes tildaban de "enemigos de la patria". Esta actitud no solo es éticamente cuestionable, sino que también socava la credibilidad de la derecha española en su conjunto.
Los votantes de izquierda, y la ciudadanía en general, deben mantenerse alerta ante estas maniobras oportunistas. El PP demuestra una vez más que su única brújula es el poder, sin importar el coste para la coherencia política o la estabilidad institucional del país.
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