Cada año el 8 de marzo es algo más que el sexagésimo séptimo día del calendario Gregoriano.
Es el día en el que San Cirilo envía a una turba de cristianos fanáticos a lapidar a Hipatía por su libertad de pensamiento, además de por ser el paradigma de la mujer científica.
El 8 de de marzo de 1900 las mujeres alemanas piden y exigen en el Reischtag (Parlamento alemán) el acceso a la universidad y el tener la posibilidad de presentarse a oposiciones.
En 1910 también el 8 de marzo, el triste Alfonso XIII autoriza a las mujeres españolas a realizar estudios superiores. En 1911 Dinamarca, Alemania, Suiza y Austria inician la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo. Ese mismo día de marzo de 1917 las mujeres rusas llevan a cabo una huelga donde piden pan y paz. En 1922, China es la siguiente en celebrar el día de las mujeres trabajadoras, España lo hace en 1936.
Desde entonces los avatares de la historia han hecho difícil la lucha de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.
Hubo una época en la que la esperanza de llegar a una igualdad y un reconocimiento del lugar que ocupa la mujer en la historia, era ilusionante, real...palpable. Ahora parece que volvemos a la prehistoria, a aquella era donde se violaban tantos y tantos derechos de la “parte débil” de la sociedad.
Los derechos tantas veces exigidos de tantas mujeres en cualquier rincón del país, empezaba a dar sus frutos. Se daban pasos lentos, arriesgados... pero seguros. Esa seguridad la daba la cultura, la información, la formación y el deseo de cambio.
La mujer siempre ha sido trabajadora, pero no libre. La mujer siempre ha sido luchadora, pero no ha ganado todas las batallas. La mujer siempre ha sido realista, pero la han hecho vivir una irrealidad atrapada en el despotismo de una sociedad represora y sexista.
La mujer busca, anhela, pide, exige, ansía, merece libertad y derechos en su vida, personal y laboral.
Enumerar a las grandes mujeres que a lo largo de la historia han luchado por su legitimidad como ser humano y por una igualdad con el hombre, sería hacer una lista interminable. Ilustres y anónimas, ricas y pobres, libres y esclavas... a todas se las recuerda en un 8 de marzo.
¿Pero qué celebramos el 8 de marzo de 2014? No podemos celebrar mucho, pero sí debemos reivindicar bastante. Por ejemplo el retroceso en los derechos laborales de la mujer, siempre será ella la sacrificada en la oportunidad de acceso a un trabajo digno y bien remunerado.
También es la mujer la víctima de la violencia machista, donde en las estadísticas anuales sólo será un número, un doloroso y vergonzoso número. Y seguiremos mirando hacia otro lado.
Se suprime el derecho de la mujer a tomar decisiones sobre su cuerpo, sin embargo se maltrata ese mismo cuerpo reverenciado por hipócritas mojigatos.
Este 8 de marzo de 2014 quiero pedir un deseo:
Quiero que llegue un día en el que no tengamos que celebrar el Día Internacional de la Mujer, porque eso querrá decir que lo hemos conseguido...que somos iguales.
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