El pasado 7 de noviembre, Antonio Carvajal fué galardonado con el Premio Nacional de Poesía por su obra “Un girasol flotante”.
Con una extensa obra comenzada en 1968 con “Tigres en el jardin” hasta la premiada este año, el granadino Antonio Carvajal, doctor en Filología Románica y miembro de la Academia de las Buenas Letras, ha sido merecedor de tan ilustre distinción que iniciara Rafael Alberti en 1924 y por el que a lo largo de los años han ido pasando poetas como: Manuel Alcántara, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, etc.
Está considerado uno de los mayores poetas de la actual poesía contemporánea española, perteneciante a la llamada “Generación del 70”.
A pesar de su destacada renovación de la poesía andaluza tradicional, sigue fiel a su línea en la poesía barroca, inspirado en Quevedo y Góngora.
En Zafarraya tuvimos el placer de compartir una tarde literaria con este genial poeta en junio de 2010 gracias al buen hacer de la Asociación Cultural “La Brecha” que invitó al flamante Premio Nacional de Poesía para que compartiera con nosotros sus poemas. Aceptó la invitación con todo el agrado y la amabilidad que este alboloteño nos demostró en una tarde cálida y poética.
De su mano y con su voz nos fuimos adentrando en serenatas y fantasías, en olores a jazmines y caprichos celestes, en dulces tristezas y suspiros y lagrimas... deshojando recuerdos...
Es muy difícil intentar siquiera, hacer un pequeño repaso a su larga y fructífera carrera cargada de bellas palabras, aún así, me gustaría desde aquí hacer este pequeño homenaje a este gran hombre, siempre dispuesto a llevar la poesía allá donde se le requiera.
¡Enhorabuena don Antonio!
Glosa
¿Crece a medida de la edad la pena
o mengua con los años la alegría?
Igualadas las dos, de su porfía
saliera el alma herida, mas serena.
Pero la noche acecha y con cadena
tenaz ata los límites del día;
quien cerrare los ojos no podría
saberse a salvo con la aurora plena.
Allí crece la sombra y se inaugura
el reino de la queja por los labios,
el reino de la muerte por las canas.
¡Más evidente cuanto más oscura,
pena, nodriza de los falsos sabios
que confunden auroras y mañanas!
Columbario de Estío.
