Hay una letra de una canción que a mí me encanta y que empezaré recordándola, para que algunas personas la tengan en cuenta si quieren y deberían... es de Manolo García y dice así:
"Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir".
Y yo añadiría más: si lo que vas a decir falta al respeto o a la verdad... tampoco lo vayas a decir, pués el silencio es más bello.
Nada peor hay que hablar sin saber, sin entender ni conocer sobre lo que se habla, pués las palábras también matan... lentamente y sin piedad, a corto y a largo plazo y además dañando colateralmente.
Como esas personas que utilizan las redes sociales para despacharse agusto y sin tacto alguno sobre según qué tema. Menos mal que son una minoría.
Es muy fuerte lo que pasó estos días referente al atentado terrorista en Francia y es normal que nos indignemos y quizá en un acto de dolor y furia se escriban cosas de las que a lo mejor después, te arrepientes. Pero incluso lleno de dolor hay cosas que jamás deberían decirse ni publicarse en estos sitios.
Estos actos cobardes hay que condenarlos, pero jamás podemos referirnos a toda una comunidad o a un clan o a una religión entera. Eso no vale. No podemos manchar de sangre las manos de personas que nada tienen que ver con quienes estuvieron allí: un puñado de desquiciados que mal usan unas creencias a su antojo.
Muchas cosas se escribieron desde la ignorancia, desde la empatía. ¡Claro que es daño colateral, claro que es infundir el odio!
Condenemos a quién merece ser condenado, condenemos el terrorismo pero al igual que hay que condenar la guerra o a quién cogió una daga y la atravesó a otras personas imitando a su "héroe de videojuegos" o al que lo hace por un fín económico ya sea una persona o un país. Condenemos toda clase de violencia, pero sin dar paso a más violencia.
Nadie tiene el derecho de matar a un ser inocente, ni en esta parte del mundo ni en la otra. ¡Que somos seres racionales!... por lo menos la mayoría, no alimentemos el ego de esa minoría con mentes perversas.
Qué gran pena lo que estamos viviendo en el mundo. Atentados, guerras, maltratos... tantas cosas malas... y tantas clases de Dioses y ninguno hace nada al respecto, claro, ¿qué voy a decir yo que no se sepa ya?. Demasiado. Que los malos van al infierno y los buenos al cielo. ¡Y qué importa si ya estás muerto! ¡qué consuelo me da a mí que esos criminales vayan al infierno si se llevaron por delante a tantas personas inocentes!. No, ellos no deberían ir al cielo. Pero los condeno a ellos, a los criminales y no a los que viven dónde ellos.
Sé que muchos no estaréis de acuerdo conmigo, por lo de que los dioses no hacen nada al respecto y puedo comprenderos y respeto vuestra opinión, respeto cada creencia, cada religión y la forma de pensar de cada cual, libre de creer en lo que quiera mientras su lema sea la paz. Pero como veis yo no falto al respeto. Yo opino. Yo expreso mis ideas sin incitar a nadie a que piense como yo, porque mi opinión es tan respetable como la de cualquiera, mientras no consista en hacer daño.
Una cosa nos lleva a la otra, quizá por todo lo acontecido y porque se habla mucho de ello en estos días.
Y como vino al hilo, en una conversación se me preguntó: ¿Es que no crees en nada? y aunque es cosa mía, diré que respondí, ¡claro que creo! creo en muchas cosas... pero no lo leí en la biblia ni en los libros de los mormones, ni en el corán, ni en tantos otros... Lo leí en otro llamado "Inventos y descubrimientos". Habla de como Thomas Alba Edison inventó la bombilla eléctrica (se puede decír que es mi particular Dios que hizo la luz) o de Alexander Graham Bell (teléfono) o Nicolae Paulescu, inventor de la tan necesaria insulina, e incluso venero a Manuel Jalón, inventor de la fregona, ¡qué bien hace!.
Sé que esto no es fé. Fé es otra cosa. Mi fé es pensar que algún día, una mente brillante como estas invente o descubra una vacuna contra el cáncer, por ejemplo.
Pero es algo normal y maravilloso que pensemos distinto, que creamos en distintas cosas. A mí me encanta que haya fé, mientras no haga mal a nadie.
Lo que no me gusta son las comeduras de coco. Cada uno es libre de comerse el coco como quiera, pero eso sí... siempre en paz y con respeto, aunque me repita. Y todo lo que no sea así no sirve, es miserable.
Ya me extendí demasiado, unas cosas me llevaron a otras que son muy debatibles, y por eso, lo que me quede por decir lo guardo para mí, porque si no es más bello que el silencio ya sabes...
¡No lo vayas a decir!.