La jauría humana
La primera vez que oí hablar de una muerte por violencia machista, era muy joven. Además no sabía muy bien qué quería decir eso de “ha matado a su mujer, una desgracia”. Era una pareja joven, la familia de ella era, y es, muy conocida en su pueblo, un aliciente más para la “vergüenza” que cayó sobre la familia.
Hace unos años, la violencia de género no existía, era una realidad tapada, secreta de puertas para fuera. ¿Cuantas puertas habría cerradas con una historia de violencia y vergüenza? Cientos… Miles.